Este es un relato de proporciones bíblicas. Hay un profeta milenario que se comunica con los dioses y tiene visiones del futuro. También atraviesa un exilio, tiene culpas y expiaciones. No faltan, además, las luchas de conquista y la aniquilación y, por supuesto, un gran diluvio y el Paraíso… Sí, ya sé que para la Biblia no existieron los dinosaurios (ni las quimeras o dragones). Cambio entonces.
Este es un relato que cuenta la Historia. Bah. La prehistoria. A ver, va de nuevo.
Este es un relato que funciona como crónica del desastre, transmite pena y admiración página tras página pero también nos enseña que la vida se transforma, que resurge de la ceniza con características novedosas y propensas a la adaptación.
Cómo disfruté y me sentí un Raro más queriendo saber todo, entender todo, aprender y aprehender.
Tiene un poder extraño este libro. Estas Manos Horribles son las manos que nos guían, que guían a Raro, son las manos que hay que agarrar para no perderse.

Quiero decir algo más que excede a Manos Horribles:
Con la simplicidad de lo poético, Dolores hace vibrar emociones sin importar que las cuente un extraño cetáceo, una aprendiz de vampiro o un primate. Me provoca angustia y dolor real ver a sus personajes pasarla inmensamente mal. Y necesito hacer una pausa, aunque breve, porque me gana la ansiedad de seguir leyendo.

"Manos horribles”, de Dolores Alcatena - Historieteca (2022)
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