"Cuando Gabriel Solano López bautizó como Tristes a estas historias apeló a un ardid para no poner la palabra correcta: Crueles. La edición recopilatoria anterior de estas trabajos (que sólo incluía las primeras tres historias de este libro) corrió por parte del editor español Antonio San Ramán dentro de su Colección Vilán. En la contratapa del libro nos recibe la siguiente frase: Ni un asomo de esperanza. No es una frase efectista, es una síntesis de estas historias." -Pablo Muñoz
Edición del 2006